2.12.11

EL FLEMÓN


EL FLEMÓN

Estas cosa con los médico es verdad que pasan. Hablando de dentista y ante de cambiá de tema, voy a contá lo que me pasó una vé de chiquillo. Mi madre me llevó ar médico de cabecera que le decían “Er Titi”, porque se me había puesto un cachete “hincháo” y me dolía una jartá. Er médico, utilizando palabras técnica que estaba leyendo en un libro, le dijo a mi madre: “El niño lo que tiene es inflamación purulenta del tejido conjuntivo” mi vieja pensó que me había entrado algo malo. ¿Cómo dice usté don Rafaé?. “Tumor en las encías. Es decir, un flemón sin más importancia” ¡Tiene cogone la cosa!. Con lo bonito y normal que resulta contestar cuando te preguntan: ¿Quillo que te pasa en la cara que la tiene toa hinchá? ¡Ná hombre ná, que me ha “salío” un flemón porque tengo una muela picá!

Me mandó penicilina con trastomicina o estreptomicina. Cuando me había puesto veintitrés inyecciones, Juana “La Practicanta”, que vivía junto al arquillo Reloj, le dijo a mi madre que eso no era normal que durara tanto tiempo, que se lo tenía que decir al médico.

“Mire usted don Rafaé, que mi niño lleva ya pa er flemón veintitré tarro de penicilina y fíjese usté todavía er pobre como tiene la cara”. “¿Veintitrés? Yo no se como ha resistido este chiquillo tanto medicamento” ¡No me diga usté eso, que yo no se lo he puesto por mi cuenta, que usté ha sío el que se la ha estao recetando, recetanto y recetando!. Buena propaganda le estuve haciendo durante un montón de tiempo al bacteriólogo escocés Alexander Flemin, que er tío del moho refinao en 1928 inventó la penicilina que tantas vidas salvó en los años cuarenta.

Ante no era como ahora, te recetaban ar tuntún y si tenías suerte a lo mejó hasta te curaba. Hoy con el modismo de las pantallas, er teclao y el ratón que está de moda en tó los sitio, es lo mejó que han podío invetá pa estas cosas.

Te da tu médico de cabecera un número de historiá que vale pa toa la familia y te lo controlan tó conel ordenadó. Cuando va al ambulatorio pa pedí número no te piden la cartilla, sino te preguntan: ¿Sabes el número de historial?. Ahora, que no se te ocurra intentá pedirlo por teléfono, que te pueden da los Santos óleos esperando y no hay quién lo descuelgue.

Hasta no hace mucho, llevabas un cachito de caja de la medicina que tu médico te había mandáo y te vorvía a recetá. Despué se puso de moda una copia de la receta que tenías que guardá pa enseñársela ar doctó. Ahora conel ordenadó, si te tienen que mandá sei caja de supositorio, te hacen que vaya a la consurta tré o cuatro vece. Pero este contró me gusta, y todavía me gusta má que las receta te la hagan con la impresora que to er mundo la entienda. Todavía en muchos sitios la hacen a mano y no vean lo que se pasa pa decifrarla.

Argunas veces ante, como los boticarios también se liaban, te daban las cosas ar boleo o te preguntaban pa tené una idea: ¿Qué es lo que te duele, el estómago?. ¡No!, ¿Tienes ulcera en el deudeno o gastroenteritis ? ¡No!, lo que tengo son retorcijone en la barriga y no pueo dá decuerpo! “¡bueno, pero no importa, tiene unos componentes que vale para lo mismo!” Porque muchos medicamento tienen unos nombrecito que se las trae. Se llaman casi iguales y varía mu poca letras, pero es pa otros males.

Güeno, po voy a seguí por donde iba. Mientra me estuvo viendo er flemón, me fue recetando antibiótico porun tubo. Despué de tanta penicilina y viendo que no se mabía bajáo la inflamación, como no sabía ya que hacerme, me dio un papé pa le especialista, aunque creo que se equivocó, porque puso odontólogo en vé de dentista. Había que pedí como siempre cita enelospitá de Cádi y esperá un montón de semana. Mi madre, asustá porel tiempo que yo llevaba enermismo plan, encuantito cobró mi padre la nómina enertrabajo, aprovechó la ocasión y me llevó a La Isla a un dentista de pago que estaba junto a la parada der Canario en la calle Reá. ¡Ancá Corona er dentista, que arguno de ustede conocerían!.

Este pedazo de profesioná, nos dijo que había que hacerme una radiografía en la quijá o mandíbula, que creo que fue la palabra que utilizó. Me miró por rayos X y encontró que tenía un raigón picáo que mabía dejáo dentro Florentino, cuando me sacó una muela en su casa en la calle Huerta Chica. Primero me dijo que tenía que abrirme la encía pa sacarme la mijitita de hueso que tenía y se acabaría el problema. Pero por lo visto tenía argo má. “He podido detectar que al lado tiene un hueso que hay que practicarle una Endodoncia” ¿Eso qué?, dijo mi madre. “Se realiza en aquellos dientes o muelas en que el nervio y vasos del interior del hueso se encuentra lesionado o infectados, como en este caso. Vulgarmente conocido como “matar el nervio”. Me sacó el raigón y me mató el nervio de la dal lao y me dejó como nuevo.


Abuelo Chano.